Antes que cualquier cosa podemos decir que la envidia es un sentimiento natural, que todos hemos sentido alguna vez en nuestras vidas, o que probablemente aparezca en el futuro y nos veamos involucrados de alguna manera.
Recuerdas esos momentos de la infancia en los que sentías rabia, porque otro niño tenía un juguete que querías para ti? Básicamente es la misma idea, pues sentimos envidia cuando una persona obtiene algo positivo como un logro en un campo similar al nuestro y por lo tanto lo deseábamos para nosotros mismos, o alguien tiene algo que siempre quisimos y no nos gusta que lo tenga y nosotros no. Son sentimientos de impotencia, rabia, poco entendemos porqué algo así pasa y nos cuestionamos si lo merecemos o no.
La aceptación es clave en las circunstancias en las que sentimos envidia, ya que dejarnos llenar por rabia, insatisfacción y frustración, solo alimenta ese verde y dañino sentimiento, y no produce más que consecuencias negativas.
Analiza por ejemplo, el porqué esa persona tiene eso que tu anhelas, y antes de emitir el juicio despectivo contra el o ella, descubre las razones. Es más inteligente que tu? que habilidades tiene que tu no? es más ordenado, organizado, metódico o responsable que tu? No basta solo con desear y querer tener muchas cosas como para que esperes que te lleguen y ya, pues es posible que falte algo en tu proceso or lo cual no lo estás obteniendo, y esa persona si. Replantea lo que quieres, analiza las formas de llegar a ello y empieza a trabajar para que se de. Acepta lo que los demás obtienen, y piensa que no tiene nada que ver contigo, pues tu tienes tus propios logros personales, y tu vida y experiencia son totalmente diferentes a los de cualquier persona.
Es fácil caer en la crítica y esa mala energía contagiosa, cuando nos enteramos que dicha persona recibió un aumento que nosotros esperábamos obtener. Pensamos de inmediato que no se lo merece, que nosotros debíamos haber recibido ese aumento y nos imaginamos la clase de artimañas que debió hacer para ganarse ese reconocimiento. Antes de juzgar, detente, pues es posible que esa persona no sea como tu piensas y de verdad lo merezca, y aún si se vale de jugadas deshonestas, son malas acciones por las que tu no puedes ni debes pagar, y como dicen por ahí “más rápido cae un mentiroso que un cojo”. Toma esas circunstancias como una oportunidad para que tu si hagas las cosas bien y siguiendo ese camino, créeme que tarde o temprano tendrás lo tuyo.
También nos resulta sencillo portarnos como egoístas, casi ni lo pensamos y nos surge rápido y sin problema. Qué tan difícil sería el que te sintieras feliz por la persona que obtiene eso que también quieres tu? Que tan desprendido puedes ser de ese sentimiento de querer poseerlo todo para ti y alegrarte porque algo bueno le pase a otros? Es un ejercicio que sin duda necesitamos poner en práctica, porque o bien se nos olvida como ser altruistas o jamás lo hemos experimentado.
El consejo es que lo dejes ir, que dejes ir el apego a las posesiones de cualquier tipo y solo recibas lo que te llegue con amor y agradecimiento y con los mismos sentimientos valora lo que tienes porque puede no durarte para siempre. Deja de enfocarte en los logros merecidos o inmerecidos de los demás y trabaja más por los tuyos.