Seguramente has visto cuando vas a esas reuniones familiares en casa de la abuela, como debe tener por fuerza varias vajillas de muchos puestos para recibir bien a toda la familia. Sin embargo, con el paso del tiempo, una que otra mudanza, algún familiar que se ha llevado algo de comida usando uno de los platos, causa que poco a poco se vaya descompletando esa bonita vajilla. Tazas quebradas y vueltas a remendar, platos deportillados o picados en un extremo y así mismo puedes tener tu, varias piezas de esa vajilla que escogiste hace años con tanto cariño.
Por varias razones, como por ejemplo que no pases vergüenzas cuando tengas invitados a comer, o también para estar conforme y feliz con las cosas de tu casa, te contamos como puedes cuidar tu vajilla y evitar caer en los errores que terminan por dañarla.
Empecemos por la manera en que la estás guardando. Muchas personas tienden a asignar un gabinete de su cocina, para apilar un plato sobre otro y juntar las tazas al lado de vasos o lo que primero quepa. Este continuo roce de una pieza con otra es lo que aumenta las posibilidades de fracturas, peladuras y en general daños que afectan el aspecto del plato, e incluso su funcionalidad. Las soluciones son simples! Recicla cartones o e papel plástico de bolitas que tanto nos gusta reventar, y corta cuadrados más o menos del tamaño de los platos para poner uno entre cada plato. También puedes usar filtros de café, en un último caso de recursividad, esas bolsas plásticas que guardas por montones. La idea es no permitir el contacto directo entre las piezas.
Para guardar adecuadamente tu vajilla, lo más recomendable es que pongas en un solo gabinete los platos, tanto grandes como medianos, y en otro lugar todas las tazas y mugs. Así tienes más establecida una clasificación y sabes a donde ir directamente cuando buscas lo que necesites. Otra opción de algunas personas, es usar un organizador, parecido a los que se usan para escurrir. De esta manera en un solo espacio tienen toda la vajilla, sobre todo si es de pocos puestos y no es demasiado grande. No es muy estético pero funciona.
Por último, piensa muy bien el tipo de jabón que estás usando. Muchas veces nos encontramos en el supermercado, analizando el pasillo de detergentes para saber cual nos llevaremos esta vez. Elegir el que huele más rico o el que va a proteger nuestras manos con aloe vera no es lo principal. Hay unos jabones que resultan súper agresivos y abrasivos, y con el tiempo terminan por dañar la superficie de nuestra loza. Usa una esponja adecuada, no de cerdas muy duras que rayen la vajilla. Piensa que harás un buen equipo con un jabón que quite la grasa y no sea agresivo y con una esponja suave que limpie pero no raye.
Cuidado con el daño que se hace al usar los cubiertos con los platos. Hay personas que usan el cuchillo como si intentaran cortar una piedra cuando no es necesario. Obvio, que depende de una carne bien cocinada y que no quede como un cartón para que tus invitados deban pasar por inconvenientes al cortarla. De todas maneras, evita raspar con los cubiertos porque de otro modo, esas rayas grises que quedan en la mitad del plato no saldrán jamás.
Consejos simples que puedes aplicar desde ya, para mantener una vajilla en óptimo estado y que te puede durar mucho más tiempo. Empieza hoy!