Decir que la migraña es la octava en la lista de las enfermedades más discapacitantes (según la OMS) o que el 14% de la población mundial la padece, puede servir para comprender la dimensión real de esta dolencia, sin embargo, muchas veces las migrañas no son reconocidas por la sociedad como un problema grave o al que se le deba prestar atención efectiva. Es frecuente que quien la padece sufra en silencio, no sea tomado en serio y su problema se perciba como una excusa para no ir al trabajo o librarse de algún compromiso. Nada más injusto. Te contamos más sobre esta enfermedad que incapacita y puede disminuir tu calidad de vida. Tómala en serio.
La palabra migraña proviene de la expresión griega “hemikranion” que significa “medio cráneo” y se explica porque generalmente se presenta como un dolor punzante o pulsátil, que se percibe como un latido constante y creciente en un lado de la cabeza. Es común que los episodios más fuertes, que pueden durar entre 4 y 72 horas, estén acompañados por nauseas y vomito, así como por un aumento en la sensibilidad de los sentidos, es decir que olores, sonidos, luces y sabores fuertes son difíciles de soportar y contribuyen a aumentar el dolor.
También es frecuente que previo a un episodio de migraña se presente el fenómeno conocido como Aura, esto es una serie de destellos luminosos en el campo de visión, que se van desplazando y creciendo. El Aura generalmente se convierte en el anuncio inevitable de un dolor inminente.
¿Qué causa la migraña?
La migraña es considerada una enfermedad poco comprendida y muchos de los aspectos que permitirían caracterizarla más precisamente aun son desconocidos. Lo que sí se sabe con seguridad es que el componente genético es determinante y hay una predisposición familiar que aumenta el riesgo de sufrirla. Se habla de que si uno de los padres sufre migrañas, hay un 40% de probabilidades de que uno de sus hijos esté afectado; mientras que si ambos padres han sufrido la enfermedad, la posibilidad de que sus hijos se enfrenten al problema puede superar el 85%.
Si bien los aspectos biológicos no son del todo claros, sí hay una serie de factores y elementos identificados como desencadenantes de las migrañas. El desorden en la alimentación (y algunos alimentos específicos), las alteraciones del patrón de sueño, el estrés, la ansiedad, algunos medicamentos, aromas muy fuertes y hasta los cambios climáticos pueden hacer que el dolor aparezca.
¿Cómo prevenirla?
Aunque hay algunos medicamentos que han probado efectividad frente a la migraña, no se ha podido establecer un tratamiento con resultados positivos generales. Por eso un camino que parece efectivo para sobrellevar esta dolencia es tratar de anticiparse a sus episodios más fuertes. En este sentido los expertos recomiendan identificar los factores desencadenantes personales. Esto es aprender, recordar y evitar ese olor, ese alimento o esa situación que nos hace más susceptibles y, en términos generales, acompañar eso con comportamientos positivos, reducir el estrés, normalizar horarios de comidas y sueño, y tener actividad física adecuada. También puedes probar con estos consejos para evitar la migraña con buena alimentación.
Nunca olvides que a los especialistas no los reemplaza nadie, por eso no dudes en consultar a tu médico si la migraña ha tocado tu vida. Ten en cuenta que aproximadamente la mitad de los afectados por migraña nunca son diagnosticados y sólo un 4% de los que han sufrido va en busca de consejo médico.