Muchos no entienden de qué se trata meditar. Y está bien, lo que está mal es prejuzgar y pensar que no sirve o que es una representación más de la cultura oriental que vino a invadir con sus prácticas nuestra sociedad. Siempre es mejor educarse un poco y entonces decidir si es posible adoptarlo para uno mismo o dejarlo a un lado, pero conociendo de qué se trata y educándose sobre el tema.
La meditación es una práctica oriental milenaria que existe desde hace mucho tiempo aunque en occidente la conocemos más bien hace poco. Con la llegada del feng-shui y la práctica del yoga llegó la meditación para quedarse, pues cada día encuentra más fanáticos cuya vida ha cambiado del cielo a la tierra. Se trata de un ejercicio que no involucra a nadie más que a uno mismo. Su objetivo es el de encontrar una separación del mundo terrenal y material para lograr una introspección total, donde se llegue a no pensar en absolutamente nada. Suena fácil, pero es en extremo difícil, pues el mundo moderno nos tiene cada vez más atados a estar alertas, despiertos y atentos de lo que ocurre, conectándonos por medio de cuanto dispositivo se nos atraviesa al mundo que tenemos en frente, afuera. Esta práctica habla del “dentro de uno mismo” y las técnicas de concentración para lograr un estado de conciencia apartado del mundo son muchas, aunque para los principiantes está la respiración.
Sentarse a meditar debe hacerse en un sitio tranquilo, libre de cargas de cualquier tipo, solos y sin ningún ruido. Cerrando los ojos debe concentrarse el pensamiento en la respiración, en que sea profunda, pausada y natural, fijándose en la forma como se siente el aire entrando y saliendo, en nuestra nariz y en la boca, llenando el cuerpo de plenitud. Ocurre con frecuencia que se pierde la concentración porque se cruzan pensamientos como las cuentas que hay por pagar, o lo que debemos comprar para la cena. La idea es no pensar en absoluto y ese es el reto. Para algunos es más fácil que para otros, pero las formas de aproximación son muchas. Se puede por ejemplo recurrir a la música relajante, o a la práctica artística de dibujar mandalas. La idea es concentrar toda nuestra atención en una sola tarea porque estamos acostumbrados a realizar varias al tiempo y con el paso de los días lograremos focalizar la meditación en sus objetivos para nuestra vida: saber relajarnos con frecuencia, evitar el estrés, estar más pendientes de los detalles que nos rodean, alejar las preocupaciones y controlar nuestra propia mente para nuestro beneficio. El equilibrio de nuestras emociones y pensamientos nos da la oportunidad de manejar las situaciones de manera más tranquila y consciente, aplicando un poco más de inteligencia emocional y ser menos agresivos e impulsivos.