Si, ser mujer no es nada fácil, pero todas aprendimos a disfrutar cada aspecto, cada paso, dificultad y obstáculo al que nos hemos tenido que enfrentar, y nos sentimos orgullosas de pertenecer a este género. Aunque hay que reconocer que por más que estemos en este siglo en el que ya han quedado atrás muchos prejuicios, todavía nos toca enfrentarnos a ciertos estereotipos equivocados sobre lo que tenemos y no tenemos que ser y hacer las mujeres.
Uno de aquellos males que nos hacen, es asumir que todas las mujeres TENEMOS que ser madres, como si eso definiera nuestra feminidad. Es verdad que nuestro cuerpo de mujer está hecho para dar vida, la naturaleza nos regala la hermosa posibilidad de gestar en el vientre a un ser humano que sería nuestro mayor tesoro y amor, pero también es cierto que el ser mujer es mucho más que eso.
Las celebridades incluso andan pronunciándose al respecto, y por ello han sido también censuradas. Por ejemplo, Jennifer Aniston afirma que “no se necesita estar casada o tener hijos para estar completa”, también Cameron Díaz dice: “Tengo una vida increíble. De alguna forma tengo la vida que tengo por que no tengo hijos… Es solo una elección diferente”. Se les ha tildado de egoístas, malas personas y otra cantidad de títulos inapropiados.
Al momento de conocer un poco más sobre lo que las parejas piensan al respecto, sorprende que la cantidad de ítems que consideran, los pro y contra de tener hijos y quienes en últimas deciden no ser padres, son más juiciosos en la toma de esta decisión, que aquellos que terminaron teniendo hijos. Tuvieron en cuenta cada aspecto y al final tomaron una decisión informada.
No se trata de que las mujeres que deciden no convertirse en madres son egoístas o malas personas, pues también tienen un instinto maternal que probablemente dejan fluir a través de sobrinos, hijos de amigos e incluso sus propias mascotas. Los motivos para no tener hijos son varios y dependen en muchas ocasiones de vivencias personales traumáticas, y/o convicciones fuertes acerca de la sociedad y seguridad en la que sus hijos se verían involucrados. No es tan sencillo como ponerles una etiqueta de egoístas, pues de hecho estas mujeres no quieren tener hijos porque no y punto, si no porque no quisieran verlos sufrir o pasar por necesidades, o porque tienen unos proyectos personales distintos a los de convertirse en madre. Hay quienes son inmensamente felices con su relación de pareja y quieren cultivar un matrimonio sólido, en el que existe solo el amor de dos y probablamente una mascota, donde existe ese deseo de construir y compartir los sueños entre dos y esta no es una decisión fácil, pero es igualmente respetable.
Así pues que ninguna persona tiene derecho de juzgar los motivos por los que una mujer decide no tener hijos, como tampoco se puede condenar a quien quiere dar rienda suelta al instinto natural maternal y tener uno o varios hijos. Ambas posiciones deben ser respetadas porque desconocemos las razones que hay detrás, y porque cada uno de nosotros en privado necesita explorar sus opciones y caminar por el sendero que lo haga más feliz.