Ante los ojos de los hombres no habría respuesta alguna, pues para ellos se trata del mejor deporte del mundo, el más excitante, el que reúne a millones de seguidores apasionados en cada encuentro con una sed de gol que solo comprenden los que lo viven igual. Y es cierto que es también muy divertido seguir un equipo, sentir que perteneces a una hinchada, sentirse identificado con una ciudad o un país y el estilo de juego del mismo.
Ocurre que para las mujeres no es así, y las razones pueden ser diferentes. Tal ves tenga algo que ver las disposiciones cerebrales de ambos sexos y que nos preocupen más unas cosas que otras. Tal ves es porque la sociedad nos ha enseñado desde pequeños que las mujeres juegan con muñecas y los hombres con carros y balones. Físicamente ellos si tienen mayor inclinación a la actividad, los deportes y todo a su alrededor. Sin que esto quiera decir que a las mujeres no les interesa el tema para nada.
Hoy en día los padres de las nuevas generaciones de niños y adolescentes se preocupan por hacerlo más equitativo, que todos tengamos las mismas oportunidades y accesos a las diferentes actividades. Sin embargo sigue existiendo alguna tendencia femenina por despreciar el fútbol, y es posible que sea debido a las reacciones y el cambio de actitud que los hombres adoptan cuando están frente a la pantalla viendo un partido. Ni que decir por estas épocas cuando durante un mundial no es un partido solamente, sino 64 encuentros que mantienen paralizado al planeta entero.
El fútbol se le vuelve a los hombres tema de conversación eterno. No paran de comparar equipos y dejar que su testosterona de machos exija que se reconozca a su equipo como el mejor. Se comentan jugadas de hace mil años y se critican jugadores y partidos. Y no es algo que se de solo con sus amigos cercanos, pues pueden quedarse horas hablando de fútbol con el portero del edificio, o con el primo del amigo que acaban de conocer. Muchas veces, si no es que siempre, los partidos de fútbol se acompañan de cerveza, así que la posibilidad de terminar un poco alicorados existe. En ocasiones empeora y pueden existir riñas producto del exceso del alcohol.
Se le ha dado a la mujer un papel que no es muy positivo entorno a este deporte, que es de exclusión, alejado de la escena donde ocurre y que más bien deberían hablar entre ellas de chisme, mascarillas y ropa. Aún así, podemos ver que eso ha cambiado con el tiempo, que ahora son muchas las mujeres que no solo les gusta el fútbol, si no que siguen un equipo, compran su camiseta, van al estadio y comparten esta actividad con su pareja. La conclusión es que ambos sexos tienen la culpa, pero la solución, también recae en los dos. Las mujeres pueden ceder un poco de terreno, tomar el riesgo de compartir esto con la persona que están y descubrir las cosas positivas en vez de regañar y reforzar el cliché de que lo odian, terminando por alejar a los hombres. Y ellos por su parte pueden ser un poco más comprensivos con las mujeres, más pacientes, de pronto tratando de enseñarles un poco de teoría básica del juego para no aislarlas tanto, y mostrándoles porque les apasiona tanto. Si cada uno cede un 50% es más fácil encontrarse en el medio.