Todos sabemos que existe la creencia de pensar como los hombres vienen de un planeta, y las mujeres de otro muy distante. Y frecuentemente lo decimos porque hemos visto tanto unos como otros las reacciones ante tal o cual circunstancia, y qué diferente es esa reacción viniendo de una mujer comparada con la del hombre. Si bien somos seres humanos todos, hay un buen porcentaje de nuestras funciones biológicas que es similar en ellos y ellas, pero situaciones sociales, cambios hormonales y comportamientos de personalidad hacen que nos distanciemos bastante cuando de entendernos se trata.
La verdad es que según estudios realizados por científicos, el cerebro masculino es diferente al femenino aunque en una escala pequeña, es decir, no sólo se trata de que las presiones sociales lleven a las mujeres a ser más sentimentales o emocionales y a los hombres a ser más prácticos y desentendidos de las emociones, a nivel biológico también hay diferencias, aunque mínimas, pero las hay.
La facultad de medicina de la Universidad de Harvard halló en sus estudios que la zona del cerebro que se encarga de la toma de decisiones y la resolución de problemas es ligeramente más grande en las mujeres, también en ellas es más grande la parte que regula las emociones. La zona del hipocampo, donde ocurre la memoria a corto plazo es mayor también en las mujeres. Pero los hombres no se quedan atrás, la corteza parietal, involucrada en la percepción del espacio es más grande en ellos (será por eso que las mujeres tienen más problemas a la hora de estacionar un auto?).
Otra de las diferencias significativas es el comportamiento de la amígdala, encargada de controlar las emociones, la conducta social y sexual de cada persona. Ambos operan de manera distinta los mecanismos del dolor, y las situaciones emocionales. Es más, desde niños, existe ya una predisposición biológica a que el juego agresivo y brusco se de en los niños, y otro tipo de juegos más delicados lo practiquen las niñas.
Comprender este tipo de diferencias es importante, ya que no podemos andar por la vida simplemente juzgándolas a ellas por ser demasiado sensibles, por querer ser ordenadas y adorar el shopping todo el tiempo, o a ellos por querer siempre sexo, poder y dinero. Hay cosas que se les pueden atribuir a su cerebro y la “programación” que tienen desde que nacen, así que podemos decir que no es enteramente su culpa actuar de cierta manera bajo tales o cuales circunstancias. Con esa disposición que ya se tiene, tanto hombres como mujeres aprenden con el tiempo a controlar sus impulsos, maduran ciertas actitudes y son capaces de desarrollar comportamientos que no son tan típicos de su género, y es un proceso que se lleva toda una vida de aprendizajes y errores, se necesita un poco de paciencia y compresión para lograr una armonía y buena convivencia entre ambos sexos.