La fotografía ha cambiado y crecido bastante desde sus comienzos, pero la idea fundamental sigue siendo la misma, un juego de luz que crea una imagen determinada, que congela un momento en el tiempo. Pero ¿qué tan largo es ese momento? ¿Solo el instante que tardamos en presionar el botón? ¿Qué tal si fueran varios minutos, horas incluso, en una sola fotografía?
En sus comienzos, una de las dificultades más grandes que enfrentaba la fotografía era el problema de la sensibilidad a la luz en las placas; por esta razón, las fotografías tardaban mucho tiempo en tomarse, y era necesario posar por un largo tiempo en una postura fija para lograr que la imagen se fijara correctamente y no como un borrón sin forma. Por esa razón, las fotografías tomadas de lugares específicos que tenían un aspecto móvil, como tráfico o transeúntes, terminaban siempre como calles desiertas con un borrón leve como representante de todos aquellos que vivieron el momento de la fotografía.
Actualmente, debido a que la tecnología disponible ha logrado crear obturadores más veloces y métodos de capturar la luz mucho más eficientes, la idea de las fotografías con una larga exposición ha vuelto, en la forma de fotografía artística, o simplemente como una técnica fotográfica más, en la que se captura el movimiento, los dibujos creados por la luz, los patrones de personas o estrellas, los ríos de automóviles en movimiento.
Es la idea de tiempo comprimido en una sola imagen, un momento largo y estático que pinta un dibujo diferente, una segunda realidad. Esto se llama Fisiograma o light painting, y es el registro del movimiento o trayectoria de una fuente de luz, en el que la velocidad de obturación depende directamente de la intensidad en la fuente de luz.
Al día de hoy existe gran variedad de fotógrafos que se especializan en esta forma de arte, entre ellos tenemos a Julien Breton, un calígrafo francés que ha llevado la caligrafía al mundo de la fotografía de maneras insospechadas, creando imágenes extraordinarias.
También está el fotógrafo Toby Keller, quien toma la naturaleza como su lienzo para pintar imágenes y grafitis con luz, creando paisajes inimaginables.
Por último está el fotógrafo Darren Pearson, quien crea imágenes nada abstractas con la luz, un juego bastante interesante en el que el artista siempre logra sorprender a su audiencia.