No pensaríamos que la bicicleta podría ser un medio de transporte racista y sexista. Pero en Estados Unidos, el acceso a ella está dentro de la categoría de nuevos combates a ganar para las mujeres de ciertas minorías étnicas.
Pero NINGUNA de estas mujeres, luchando por su derecho imprescindible a pedalear, acusa a la sociedad blanca de causarles problemas sobre ruedas. Al contrario, ellas quieren convencer a sus “hermanas” reticentes que las barreras están en su propia cabeza.
Las jóvenes Latinas californianas, por ejemplo, que acaban de crear el Ovarian Psycos Cycles Brigade, llamaron la atención en Los Angeles Times:
“Evelyn Martinez no es la única en el grupo a haberse montando muy tarde en bicicleta a causa de la aprehensión familiar. En muchas familias latinas, las mujeres son consideradas como frágiles y deben ser protegidas. La madre de la joven le repetía sin cesar que las bicicletas eran hechas para los hombres.”
Estas Latinas se diferencian claramente de los ciclistas hombres que tienen tendencia, incluso en la ciudad, a usar pantalonetas y lycras muy ajustadas al estilo Tour de France: cuando ellas realizan sus “rides” colectivos en la inmensa ciudad de Los Angeles, llevan puesto jeans skinny, leggins o pantalones de bota ajustada y chalecos a taches. Totalmente femeninas!!
“Mamá, hay una mujer negra sobre una bicicleta!!” Normal en una ciudad que, además de haber instalado un sistema de locación de bicicletas (como en muchos otros países de Europa), pule desde hace muchos años una red de vías reservadas a las dos ruedas. El número de ciclistas está en constante crecimiento: “Pero la disparidad racial entre los usuarios es enorme. Los partidarios de la bicicleta en ciudad piensan que grupos como el Black Women Bike DC (club de mujeres ciclistas basado en Washington) podrían alentar a las Afro-americanas a desplazarse principalmente en bicicleta.”
Ese es el objetivo de su creadora Veronica Davis, pero su iniciativa apunta sobre todo a las mujeres negras. Veronica quiso mostrar a otras mujeres negras que la práctica del ciclismo no consiste únicamente en pasear en traje de nylon cada fin de semana a 35km por hora. Que ellas pueden también pedalear por placer, por su salud, su bienestar e incluso para transportarse de un lugar al otro.
Tan sólo queda un detalle molesto a solucionar, al que temen todas las mujeres que montan en bicicleta, sobre todo aquellas que escogen llevar un casco por protección: el pelo!
Davis señala que el aumento de mujeres negras ciclistas coincide con una evolución en la moda capilar afro-americana hacia un estilo más natural.
“Hace veinte años en Washington DC, las mujeres negras utilizaban y gastaban mucho dinero en productos que alisan y eliminan el friz. No iban a arriesgar el resultado tan difícilmente obtenido transpirando en bicicleta.”
Hoy, más de 1100 mujeres pertenecen al Black Women Bike DC. Es más que un club de ciclistas, es un real movimiento. Se integra en una tendencia más general de la apropiación de la bicicleta por parte de las minorías étnicas de Estados Unidos.
Algunos grupos existentes, a menudo afro-americanos, a veces hispánicos, mixtos o no, y otro reservado a las mujeres y minorías sexuales:
National Brotherhood of Cyclist
Pittsburg Mayor Taylor Cycling Club
Baltimore Metro Wheelers
Ciudad de Luces
Ovarian Psycos Cycles Brigade
We Bike NYC
Más allá de la diversión que puede existir al pedalear entre personas de una misma comunidad compartiendo códigos culturales, y del cambio profundo en el trueque del muy americanizado automóvil por dos ruedas, estos clubes educan a sus miembros sobre los peligros de compartir la vía con los automovilistas poco habituados a la cohabitación. Y tan sólo eso vale la pena.
Todas a pedalear por la ciudad.