Si bien es cierto que desde hace unos años es cada vez más fácil encontrar opciones en el mercado que nos permiten llevar una vida sana e incluir en nuestros hábitos alimenticios productos de buena calidad, la obesidad es algo que no ha sido posible controlar en su totalidad. Todo lo contrario, pues la FAO ha revelado que tras estudios realizados en familias de Latinoamérica y el Caribe, se encontró que los patrones alimentarios y el estilo de vida que implica ciertas prácticas a la hora de alimentarse, se han visto bastante alterados.
Dentro de los países que presentan mayor obesidad en los adultos están México, Bélice, Barbados, Bahamas y Venezuela. Y bueno siendo sinceros, podemos afirmar que el amor por la comida que se encuentra en Latinoamerica es entendible y por ello irresistible, por lo que podría causar adicción. Si vemos platos que con diferencias sutiles en la condimentación o preparación, está cargada de sabores fuertes, arroces, granos, fritos, sopas, variedad de mariscos, carnes y pollo. Una comida que es tremendamente exquisita y pasa por todos los grupos alimenticios.
Sin embargo existen maneras de llevar unos hábitos saludables con semejante tradición alimenticia. Si dejamos de consumir tanta carne roja y hacerlo solo una vez por semana, podemos incluir más pescado y pollo. Tratar de no recurrir a los fritos para todo y saber que los vegetales, algunos preparados con harina pueden hacerse al horno, o hay algunas comidas cuyo sabor es increíble si se hace al vapor. Es importante reducir el uso de grasas si no queremos aumentar los problemas cardio respiratorios. Intentar agregar un poco de verde diariamente es la mejor idea, asi sea la básica lechuga y tomate. Consumir más frutas y jugos naturales sin saturarlos de azúcar es siempre mejor pues tantas bebidas gaseosas y demás traen endulzantes artificiales que nos hacen más daño que bien.
Los latinos tenemos como sentirnos orgullosos de nuestra rica gastronomía, lográndolo de manera inteligente y sobre todo saludable. Siendo tan variada hay formas de reemplazar ciertas costumbres sin abandonar los ingredientes que nos gustan, pero asegurando una mejor calidad de vida a futuro para nosotros y nuestros hijos.