Nuestro hermoso y enigmático satélite ha sido inspiración y tema de muchos cuentos, poemas, películas y se ha regalado a tantos amores en la vida que ya perdimos la cuenta. Y es que su misterio y las ganas por conquistarla no paran aún, pues cada día nos vemos influenciados por ella en maneras que desconocemos u olvidamos.
Conocemos que el color que vemos desde la tierra y según imágenes satelitales, es brillante debido a la luz que refleja del sol, y según el momento del mes podemos apreciar que etapa vive de su ciclo, y por ello recibimos su influencia totalmente.
Por estos días el mundo pudo ser testigo de uno más de los eclipses que tanto despiertan la curiosidad de las personas en cada lugar del planeta, y en el que la luna tomó un tono rojizo espectacular y casi sacado de una película de ficción. Durante un eclipse lunar, el sol, la tierra y la luna se encuentran alineados en ese orden, pero la luna recorre su camino por detrás de la tierra, quedando bloqueada la luz del sol para ella y bajo la sombra de la tierra. Esta sombra tiene dos zonas, la Umbra y la Penumbra, la primera no recibe ningún rayo del sol pero la otra si aunque sea muy poco. Lo que ocurre es que la atmósfera de la tierra dispersa la luz azul y verde, pero no la roja, la que logra pasar y llegar a la luna. Así es que durante este fenómeno del eclipse es que la luna puede tornarse no solo más oscura, sino rojiza.
Y aunque para muchos significa que el fin del mundo ha llegado (una vez más) este eclipse que logramos ver no es más que un fenómeno más de nuestro universo que aunque no comprendamos en su totalidad, podemos disfrutar desde nuestro planeta, y si bien no en todos los eclipses lograremos ver una luna de este color, si ocurrirán más que podrán verse desde la tierra.