Hay cosas que solo aprendes a valorar con el tiempo, cuando la madurez hace su aterrizaje silencioso y tu actitud se relaja. Ocurre con el vino, con el jazz y ocurre con la camisa blanca. A los 15 años resulta la prenda menos femenina del mundo y a los 20 simplemente es aburrida, el adjetivo más tenebroso que pueda existir en ese momento de la vida. Pero cuando estás al borde de la treintena empiezas a descubrir lo cómodo que resulta sentir el tacto del algodón, aprendes que el blanco es el mejor color del mundo y, sobre todo, entiendes que hay pocas cosas más sexys que una camisa despreocupadamente desabrochada.
Y eso es precisamente lo que la diferencia de otras prendas que ocupan eso que llaman el fondo de armario, como jeans o el blazer: la camisa blanca llega más tarde, de manera tranquila, como consciente de que llegará su momento. Pero, al igual que estas otras irreductibles prendas del armario, la camisa también se reinventa con nuevos cortes y tejidos, costuras contrastadas, bolsillos de plastrón.
Cualquier detalle que contribuya a alterar su perfil minimalista. Esta temporada las firmas de moda han incluido la camisa blanca en sus colecciones con un interesante giro hacia el futurismo, hacia patrones de ascendencia masculina y hacia nuevos caminos que conducen a la modernidad. Desde Rag & Bone a Alexander Wang, desde Nº21 a Chloé, todas son conscientes de que la prenda más sencilla del mundo puede ser también la más interesante.
Elegante, relajada y con un aire despreocupado que se traduce, al instante, en una actitud sexy: la camisa blanca es una contradicción irresistible que hace posible que discreción y sensualidad sean la misma cosa.
El tiempo de la ex Spicy Girl se divide entre la era ‘antes de’ la Victoria Beckham diseñadora y la era ‘después de’. Y esta última etapa no cesa de depararnos looks tan impecables y depurados como éste basado en la fuerza de un pantalón de talle alto negro y una blusa blanca con doble puño. De nuevo la camisa, de nuevo el éxito.
Mezclada con unos pantalones vaqueros ligeramente acampanados la camisa blanca se transforma en una pieza intensamente 70´s. Es una de sus múltiples ventajas: se adapta, se pliega y se camufla con casi cualquier estética y corriente.
Si hay una estética en la que la camisa blanca se sienta cómoda de verdad, ésa es la preppy. Miranda Kerr la declina según los códigos de la escuela british y la actualiza con accesorios it: el bolso Bambi de Proenza Schouler, botines cowboy y sombrero.
Jessica Alba escoge la versión más fresca de la prenda, para demostrar que sí, que la camisa también puede ser relajada e incluso tener alma aventurera.
De cualquier forma, para cualquier ocasión, la camisa blanca siempre se verá bien, fresca, elegante, casual o formal. Una prenda infaltable en tu guardarropa.