Muchas veces la sinergia entre dos o más cosas puede resultar muy beneficiosa. En esta ocasión, verás qué pasa cuando se combinan dos prácticas placenteras que tú puedes hacer en casa: la huerta y el reciclaje. En las ciudades modernas, el desecho es algo cotidiano: miles y miles de toneladas de basura se generan a diario. Es momento de transformar ese material en algo útil y aprovecharlo para cultivar tus propios alimentos, aunque sea de manera experimental, y conocer el sabor de la verdura fresca y recién cosechada.
Lo antiguo tiene vida
Por medio de estas ideas, podrás darle vida a algunos rincones que no parecían posibles: paredes, techos, pisos y enrejados. Puedes comenzar revisando todo lo que esté a tu alcance y que no tiene uso: viejos maletines, pavas, botas de lluvia; todos aquellos elementos que pueden recibir algo de tierra y un poco de vida. En este caso, la foto muestra una excelente manera de aprovechar unas viejas botas: aquí se podrían cultivar unos ricos rabanitos o unas coloridas caléndulas para disfrutar en una fresca ensalada.
Aprovecha el espacio vertical
A todos los puntos de la tierra ha llegado el plástico: una vez utilizado, es difícil que se recicle, y acaba en el basurero municipal o bien en las grandes islas de plástico de los océanos. Aquí puedes ver una gran idea para utilizar esas botellas vacías y cultivar una hortaliza que requiere poco espacio y se adapta al recipiente: la lechuga. Para esto, debes cortar un agujero a lo largo de la botella para poder llenarla del sustrato y sembrar o plantar la lechuga. No olvides hacer unos agujeros en la parte inferior para que el exceso de agua no se acumule en el recipiente. Otro cultivo que puedes realizar en este recipiente es el rabanito, para el cual es aconsejable utilizar la botella de forma vertical y así permitir que la raíz – que es la parte de la planta que consumiremos – crezca mejor.
Papas caseras
¿No sería fantástico convertir viejos neumáticos en un cultivo de papas? Para esto debes apilar cuatro o cinco cubiertas y cubrirlas por dentro con una bolsa plástica grande, procurando que tenga algunos agujeros debajo para el drenaje. Una vez realizado este paso, debes llenar la torre de caucho con tierra y, por último, coger una papa brotada y enterrarla a 5 centímetros de la superficie. Si no consigues una papa brotada, debes dejar una en el refrigerador por unos días. En un tiempo, la planta crecerá del tubérculo y ¡dentro de seis o siete meses podrás cosechar! Para esto, solo tienes que desarmar con cuidado la torre de neumáticos y buscar por debajo de la tierra: los papines crecen en las raíces de la planta madre.
Recicla las latas
La mayoría de las pizzerías utilizan decenas de latas de tomate en conserva por día. ¿Sabías que puedes convertir esas latas vacías en tomateras para tu consumo? ¡Es muy fácil! En las latas de cinco litros, las plantas tendrán espacio de sobra para crecer. No olvides hacer agujeros para el drenaje del agua y aportar un sustrato rico y suelto para la planta: algo de humus de lombriz y perlita estará bien. Recuerda que necesita una buena exposición a la luz de sol y requiere de uno o dos riegos diarios mientras está dando frutos. Cuando crezca por encima de los 40 o 50 centímetros, es conveniente colocar un tutor para evitar que un viento quiebre el tallo principal.
Un cajón de verdura propia
Un excelente hábitat para tus plantas de huerta es el cajón de frutas. Con su amplitud y profundidad, será el hogar perfecto para decenas de variedades: aromáticas, pimientos, acelga, espinaca, zanahoria, brócoli, coliflor, tomates, arvejas, habas, repollo, remolacha… ¡Casi todo lo que se te ocurra! Debes cubrir con un plástico su interior para contener al sustrato, hacer agujeros para el drenaje y llenar de una tierra específica, de acuerdo al cultivo que elijas. Por otra parte, se pueden aprovechar para pintarlas y poner un poco de arte en tu huerta. ¡Anímate!