El título de “El más grande líder político” parece quedarle corto a semejante espíritu de lucha y entrega. Sólo conocimos lo que vimos de él, pero desconocemos el hombre de familia, el amigo o colega que pudo ser el buen Nelson Mandela.
Jacob Zuma, el actual presidente de Sudáfrica anunció al mundo con la frase “Nelson Mandela se apagó” que el una vez presidente y premio Nobel de paz, se había ido a descansar. Y no es para menos, pues un hombre que dejó en claro su lucha contra el Apartheid, su lucha por el reconocimiento de los negros como seres humanos iguales y con los mismos derechos. Acompañado por Manilal Gandhi, un hijo de Mahatma Gandhi lideró una marcha con miles de personas en Durban, en la que defendía la no violencia y el respeto por la vida y los derechos humanos.
En el año de 1956 fue arrestado, pues junto con su colega Oliver Tambo combatieron la violencia mediante métodos de resistencia no violentos. Fué liberado 5 años más tarde. Emprendiendo un gira por Africa en 1962 para hallar respaldo político, es juzgado por abandono ilegal de país y es condenado nuevamente a cinco años de prisión. Sin embargo en 1964 es condenado a cadena perpetua y es llevado a la prisión de Robben Island. Luego de haber sufrido la muerte de su madre e hijo mayor y sin haber logrado asistir a sus respectivos funerales, sin contar con la terrible tuberculosis que lo aquejó es por fin liberado en el año de 1990.
Varias enfermedades, varias muertes en su familia, varias frustraciones y batallas perdidas con las nociones racistas, vivió y sobre pasó Nelson Mandela. Pero eso no es lo que lo define. A éste inmenso ser humano lo recordaremos por su entrega a un ideal que liberaría a muchos individuos, una lucha que daría a los afro descendientes el lugar que se merecen y siempre debieron haber tenido. A él solo le debemos admiración y gratitud. Paz en su tumba.