Así como cuando conocemos una persona, la vemos por primera vez y de inmediato nos formamos una opinión, un juicio, basados en lo que vemos, en la energía de la persona, lo que dice y como nosotros mismos nos sentimos a su lado y compartiendo, lo mismo ocurre con los espacios y sobre todo los hogares. Ya sea una casa o un apartamento, cuando entramos existe una sensación primaria que nos ayuda a formar esa misma opinión que con las personas. O nos sentimos bien, cómodos, agradables y con ganas de volver o permanecer más tiempo allí, o puedes ceder lo contrario y es que nos saque corriendo pues se siente pesado, saturado, cargado con mala energía y definitivamente desagradable.
Hay maneras de convertir tu hogar en un lugar que reciba a quien llega con la mejor bienvenida, así que te contamos como puedes lograrlo.
Así como cuidamos de nosotros mismos, tomando baños, aseándonos, buscando la ropa que más nos guste y que mejor nos queda, así mismo debemos tratar al lugar en el que vivimos. Como un ser vivo que recibe buenas y malas influencias, energías, personas y momentos, nuestro espacio “vive” todo lo que en el ocurre, así que debemos analizar muy bien todos los cuartos, rincones, esquinas y estancias para limpiar energéticamente y físicamente todo nuestro entorno.
Ubica que es lo que en evidencia no funciona en tu casa, tuberías, pintura, pisos, ventanas, etc y planea un arreglo permanente. Muchas veces estas cosas son reflejo de desequilibrios entre las personas que habitan la casa, así que pregúntate que puede estar pasando al interior de tu hogar para que no solo mandes a arreglar tuberías, sino que también te propongas ahondar en la comunicación entre alguien más y tu y la convivencia en general en tu espacio.
Puede ser que estes acostumbrada a como se ve tu casa, la disposición de los muebles, el mismo desorden de siempre, pero puedes hacer una tarea y es que la próxima vez que salgas de casa, y al volver a ella presta atención a como te sientes apenas abres la puerta. Qué piensas cuando ves lo que ves? te gusta? que quisieras cambiar? te incomoda, te agrada, quieres volver siempre allí o por el contrario te agrede por alguna razón?
Toma estas sensaciones para cambiar, y cambiar de a poco todo lo que te moleta a ti misma, pues probablemente puede ser lo mismo que sientan los demás. No necesitas remodelar tu sala o cocina, pues con pequeños arreglos puedes cambiar la esencia total de un lugar.
Toma un par de horas del fin de semana y “ataca” una estancia a la vez. Por ejemplo puedes cambiar la disposición de los muebles de tu sala, compra flores y propone tener siempre un ramo hecho por ti. Juega con los aromas en los baños y cocina que es donde más se necesita.
Como están tus paredes? piensa en la posibilidad de cambiar de color, imprimirle vida con tonos llamativos, o ampliar espacios con el blanco. Cambia algún cuadro por otro diferente o de hecho cuelga algo que te guste si es que no había nada.
Puede que suene extraño y de pronto loco, pero empieza a ver tu hogar como si fuera “alguien” importante en tu vida. Puedes saludar tu casa y despedirte de ella cada vez que entres y salgas pues estarías estableciendo una conexión emocional con tu hogar. Así recargas positivamente cada lugar que habitas, le regalas buena energía, buenos sentimientos y con los cuidados que le tienes se refuerza.
Si te interesa y te gusta, puedes trabajar un poco de feng shui para mejorar la disposición de los objetos en tu casa.
Todo lo que hagas positivo para tu casa es una extensión hacia sus habitantes, así que no escatimes en esfuerzos y has una lista de lo que debes cambiar, para que cuanto antes tengas un hogar renovado y positivo.