Sabemos que los amantes del vino son demasiados y de todos los tipos. Algunos, por el país en donde residen suelen consumirlo más acompañando las comidas y ya se ha vuelto una tradición. Otros lo reservan para ocasiones especiales, celebraciones y reuniones con amigos. Lo cierto es que no muchos saben como hacer un verdadero maridaje, una combinación especial y perfecta entre un vino y un plato para que su sabor compartido de gusto al paladar.
No se trata de preparar únicamente una buena receta y aparte escoger un vino que te guste de la cepa que prefieras, se trata de encontrar que los sabores de ambas partes conjuguen perfectamente. Si bien existen ciertos preceptos o guías que podemos seguir y tener en cuenta, el instinto o la intuición son muy importantes, así que del mismo modo como preparas ciertos platos que le pones algún ingrediente solo porque te parece, hazle caso un poco a ese instinto que te ayudará a tomar buenas decisiones.
Se ha dicho que el vino tinto debe tomarse junto con una carne roja, y las otras como el pescado deben acompañarse del vino blanco. Lo cierto es que no debe seguirse tan estrictamente, por difícil que sea pueden encontrarse vinos tintos jóvenes que van muy bien por ejemplo con una paella llena de mariscos. Piensa más que todo en las salsas que acompañan las carnes pues ellas le dan un gran sabor muy fuerte al plato entero. Si vas a servir una comida ligera, olvídate de acompañar con un vino de mucho contenido alcohólico pues terminará opacando la comida.
En las ensaladas, las vinagretas o sabores demasiado ácidos pueden arruinar el sabor del vino, así que evítalos o redúcelos lo que puedas. Para los postres, no pienses que solo los espumosos quedan bien, pues a veces los vinos de cosecha tardía hacen un muy buen maridaje. Piensa siempre en el sabor que más se destaca de tu comida, que es lo que más resalta y consigue un vino que lo haga predominar. Por ejemplo si hay frutos rojos en una ensalada, un vino rosado no muy ácido es perfecto, si hay manzanas u verduras prefiere un vino blanco afrutado. Una carne en un asado puede saber mejor con un vino tinto fuerte, ya que equilibrará las proteínas de la carne. Si hay alguna salsa afrutada como de ciruelas, consigue un vino con sabores similares.
Sobre todo, no hagas caso a habladurías que afirmen que el vino debe tener un sabor y aroma contrarios al del plato, nada más errado pues de hecho, todo debe complementarse perfectamente, y te puedes dar cuenta cuando saboreas en tu paladar. Todo se siente, correcto, que encaja y exalta los tonos de cada ingrediente, cada textura, sabe más, y mejor.