Para muchos, un buen trabajador es aquel que realiza sus funciones con responsabilidad y eficacia. Lamentablemente no es suficiente, puesto que existen otros factores que son de gran importancia a la hora de calificar el comportamiento de una persona, no sólo en las relaciones con sus compañeros, sino en su desempeño laboral.
La inteligencia emocional es un concepto del cual se ha hablado mucho últimamente, y no es más que el manejo de nuestras emociones de manera inteligente, para tener las situaciones bajo control y que no sean las situaciones y/o nuestras emociones las que nos controlen a nosotros.
No quiere decir esto que se bloqueen o aíslen las emociones por completo, pues sería ilógico. Si bien en el trabajo debes concentrarte, también se manejan situaciones en las que tu personalidad debe salir a flote, problemas, discusiones, alegrías y logros, etc. que necesitan de todo lo que eres. Imagina que tiene problemas personales, una ruptura amorosa o algún asunto delicado con un familiar, obviamente te afecta y tal ves llores o te ponga de mal humor. Cual es la mejor forma de reaccionar y actuar bajo estas circunstancias estando en el trabajo? No puedes simplemente darle rienda suelta a tus emociones y aislarte o responder de mala manera a compañeros y superiores. En ese caso debes concentrarte en tu trabajo porque así obtendrás dos cosas positivas: por un lado, eficiencia y responsabilidad con tus tareas, y por otro, lograrás escapar por un rato de tus problemas. Definitivamente la mejor salida, luego tendrás tiempo para encontrar una solución o buscar ayuda a lo que te aqueja.
La idea siempre es lograr un equilibrio entre la razón y las emociones, y aunque suene difícil, es posible. Lo mejor es tener una comunicación sana con los demás, para poder expresar con confianza cualquier tipo de situación, sin caer en el extremo de revelarlo todo.
Hablar con los demás reconociendo también el momento en el que debemos escuchar, es clave, ya que cultivamos su confianza en nosotros, demostrando que nos importa lo que nos cuenta.
Antes de actuar de cualquier manera, sea positiva o negativa, es fundamental tomarse unos minutos para analizar el panorama. Tomar en consideración los pro y contras, las posibles soluciones y cual sería la mejor alternativa. Sobre todo en los negocios o decisiones laborales es buena idea tomarse este tiempo para escoger lo mejor con cabeza fría, sensatez y seguridad.
Ponerse en el lugar del otro también es parte del proceso, pues no sólo tiene ser tu quien deba manejar emociones, sino que los demás pueden recibir de ti respuestas buenas o malas. Cuando algún compañero pase por una situación delicada, eres tu quién puede escuchar y ayudar a que se encuentre una solución. Imagina un despido fortuito o la pérdida de algún cliente, como manejar algo así sin enloquecer en una primera instancia? Enfocarse en lo verdaderamente importante, hallar las prioridades y encontrar la mejor salida muchas veces requiere de dos cabezas pensando.
Todo se trata de guiar todos los factores de las circunstancias de la mejor manera, para encontrar soluciones en las que haya un equilibrio propio y en relación a los demás.