Todos hemos oído acerca del braille, un sistema de escritura táctil que permite leer a las personas con discapacidades visuales. El sistema fue creado por el francés Lous Braille en 1824 como una ayuda para aquellos que han perdido la visión parcial o totalmente, sus bases se remontan a códigos militares para cifrar mensajes importantes. Hoy en día hay cientos de alfabetos en braille basados en múltiples idiomas, estos facilitan la lectura tanto de literatura clásica como de textos escolares para niños con discapacidades visuales.
Recientemente, se ha trabajado en la búsqueda de métodos para reintegrar a las personas con problemas oculares nuevamente a la comunidad. Usando audífonos especiales y pistas de audio sincronizadas, ahora los ciegos pueden “ver” películas en el cine.
Este avance se vale de información descriptiva, es decir, datos que ambientan al espectador en los detalles de la cinta. “Ella tiene el cabello rubio, silueta delgada y labios carnosos”, “El automóvil atraviesa los aires mientras que los transeúntes observan anonadados” son algunos ejemplos de cómo al describir el escenario, la situación y el dialogo de la película para que se complementen y permitan a alguien ciego disfrutar la función.
Para la conferencista Ewa Marcinek no se trata de crear cinema para los ciegos, sino de ayudar a las personas con esta discapacidad a expandir su acceso a la cultura. Hay que hacer que se integren de nuevo a la sociedad, y que mejor lugar para empezar que el cine donde los espectadores comparten experiencias no solo visuales sino también emocionales.
Este tipo de cine ha ganado popularidad en los últimos dos años, y mientras más interesados hay en disfrutar la experiencia (tanto invidentes como videntes), mas se logran sobrepasar las barreras legales que rodean la descripción de las películas. Se va convirtiendo entonces en un espacio de compartir experiencias para toda la comunidad.