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Es estos días en los que celebramos nuestra herencia hispana, los progresos culturales y sociales de nuestras comunidades y países, y todo aquello que nos hace una comunidad, diversa pero entrelazada e interactiva, la tierra empieza a llamar y nos dice que no hay que olvidar a nuestros hermanos brasileños.
Es cierto, el idioma no es el mismo, pero compartimos el sabor, la esencia de la tierra latina, así que es importante recordar que esta gigante isla portuguesa en nuestro mar de español es pionera en muchas cosas. No solo hay fútbol en Brasil, pues es un país pionero en la promoción de su cultura a través sus festivales y principalmente del festival de Río de Janeiro, sino también de su música, el bossa nova, que ha influenciado tantos géneros y músicos alrededor del mundo.
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Brasil es también un país de increíble fuerza económica y de desarrollo técnico, pues no solo es un país que busca dar el mejor uso a sus recursos naturales, sino también humanos. En Brasil se fomenta la investigación, la ciencia y la tecnología, y es por esto que es el país latinoamericano con el programa espacial más avanzado y el único con un acelerador de partículas así como uno de los mayores productores y exportadores de etanol como biocombustible derivado de la caña de azúcar.
Es la industria energética en Brasil la que queremos resaltar en este artículo, pues en estos tiempos de crisis energética y búsqueda mundial de alternativas, es la economía brasileña la única hasta ahora en lograr sostenibilidad en la producción de biocombustibles. Brasil produce el 43% del etanol consumido como combustible en el mundo y consume 18% del etanol como consumo vial del país, con 87,7% de los automóviles vendidos siendo del tipo “Flex”, es decir, que funcionan de manera flexible con gasolina, etanol o ambos, por lo que se reducen sus emisiones de gases de invernadero vehiculares de un 86 a 90%.
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Mucho del éxito brasileño en el área energética se debe a la historia de su industria de biocombustibles. Cuando Brasil se encontró en crisis petrolera, 30 años atrás, la inversión en investigación y las reglamentaciones del consumo mínimo de etanol como combustible, llevaron al país a su estado actual de sostenibilidad. El desarrollo tecnológico fue progresivo, y actualmente es un proceso muy completo que aprovecha todas las partes de la planta.
Brasil es cultural, tecnológica y económicamente extraordinario, por lo que siempre será un hermano apreciado, y en ocasiones un hermano mayor, de los países hispanos.