Cada vez nos queda más claro que la naturaleza es tan poderosa y perfecta, que es capaz de seguir sorprendiéndonos. Todos los elementos que la componen, plantas, animales y la diversidad en cada aspecto, guarda una riqueza y potencial que debemos estar dispuestos a descubrir y aprovechar con todo el respeto que merece.
En Marruecos crece el árbol de argán, de donde se extrae un aceite maravilloso lleno de beneficios que desde hace un tiempo, se aprovechan para la piel y la belleza en general. Para todos aquellos que sufren de acné, lesiones en la piel, heridas de lesiones antiguas, resequedad y problemas cutáneos, el aceite de argán funciona de maravilla.
Este aceite también tiene efectos terapéuticos, por eso es común que se le aplique a los bebés, para hacerles masajes relajantes que los calmen y les ayuden a dormir. Debido a su contenido de ácidos grasos, generan una profunda renovación celular, logrando que nos veamos más jóvenes porque nuestras células se mantienen fuertes, elásticas y libres de toxinas. Hay un fuerte refuerzo de la hidratación, por lo que es excelente para quienes sufren de piel reseca y que tiende a escamarse con facilidad.
La vitamina E es una de las más presentes en el aceite de argán, y también es un súper antioxidante, de ahí que ayuda bastante a cicatrizar, desinflamar y mejorar el proceso de recuperación de las heridas.
Para quienes sufren de acné y piel grasosa es fantástico, porque reduce la producción sebácea, lo que aminora un poco que los granitos salgan en exceso y su evolución se complique.
Las mujeres embarazadas tienden a aplicarlo en su piel para evitar la aparición de estrías, y a nivel general tiene un alto poder nutritivo e hidratante. Por eso es también recomendable aplicarlo en el cabello, ya que lo suaviza, lo hidrata y evita que se vea opaco y sin vida.