Ultimamente vivimos una lucha de género bastante agresiva, y aunque parece que las mujeres se han ido ganando su lugar en la sociedad y esta misma ha reconocido su importancia en varios aspectos, aún vemos muchos ataques en su contra, demasiadas cosas por cambiar y una consciencia de respeto e inclusión que necesita aplicarse.
A lo largo de la historia, el rol de la mujer se ha visto limitado en muchos aspectos. Esto ha sido más que notorio en el ámbito laboral, en el que la equidad apenas comienza a alcanzarse, después de tantos años de esfuerzo. Y es que la sociedad ha definido a la mujer y su estatus socioeconómico en base al estatus de los hombres en su familia; la educación se le negó a la mujer por muchos años, lo que impidió cualquier cambio en su estado de dependencia frente a los hombres, y cualquier deseo de independencia era visto con malos ojos. Por años se dispersó la creencia de una supuesta inferioridad intelectual que fue la justificación más usada por la iglesia y el pueblo en general.
Inicialmente la participación de la mujer en el mundo laboral estaba limitada en su mayoría a trabajos directamente relacionados con el hogar y la familia, por ejemplo, se limitaba a trabajos de servicio doméstico, confección de prendas de vestir y educación básica infantil; posteriormente se incluyó el trabajo en las fábricas para suplir la demanda de la industrialización, así como otros trabajos de asistencia en diferentes áreas, pero siempre en subordinación a los expertos, los hombres que tenían acceso al conocimiento especializado y todavía con algo de estigma sobre la mujer trabajadora.
Las mujeres que habían asistido a los hombres en todo tipo de trabajo, desde enfermeras en la salud a secretarias en comercio y leyes, se vieron obligadas a suplir los espacios abandonados por los hombres en tiempos de las guerras mundiales y aunque, finalizada la guerra, tuvieran que volver al hogar y a sus otros trabajos, ya era difícil cerrar el torrente de posibilidades que representaba tener acceso a todos los ámbitos de trabajo.
Hasta el día de hoy, aún se pueden ver evidencias de inequidad salarial y barreras de género para alcanzar los niveles más altos en trabajos de tipo corporativo, administrativo y similares; y mucho del estigma de género se mantiene en cuanto a que muchos trabajos son aún considerados “para mujeres”, siendo esta connotación más de tipo negativo que cualquier otra cosa.
Ha sido un proceso difícil que aun no termina, pero nos alegra saber que las mujeres son cada día seres más empoderados y llenos de confianza en sus capacidades. Hoy en día son jefes, encargadas de departamentos completos, líderes de equipos, gerentes y hasta dueñas de empresas. Las mujeres son capaces de dar vida y dentro de la naturaleza son seres increíbles llenas de potencial. Sus habilidades y capacidades en el ámbito laboral aún no están llegando a su tope sino que demuestran que pueden dar mucho más. ES hora de que empieces a darte cuenta del valor de las mujeres que hay en tu vida, quiérelas, consiéntelas, reconoce su poder, admira a cada una de esas guerreras que te encuentres en la calle y siéntete orgullosa por su importante papel para nuestro desarrollo en sociedad.